LA RUTA DE SIRIA A EUROPA
Capítulo IV: Herida

LA RUTA DE SIRIA A EUROPA: Herida

Nos molesta que alguien nos ignore y que prefiera la compañía del móvil a la nuestra, pero a Bushra Jugol no se le puede reprochar. Ajena a la conversación en la sala, su dedo pulgar se desliza con extraña destreza por la pantalla del smartphone. “Antes solo veía la televisión; ahora está contenta porque puede mover el dedo, por eso está siempre con el móvil”, dice su madre. 

Bushra, de 12 años, se pasa las horas recostada en la cama. Apenas puede alzar el cuello debido a una lesión causada por una bala que le dio en la espalda. Soldados sirios asaltaron el coche en el que viajaba con su padre, su madre y su abuelo. Mataron a su padre y dispararon contra Bushra y su madre, según el relato de la familia. La madre recibió un disparo en una pierna y tiene dificultades para caminar. Bushra no camina.

La pequeña solo suelta el móvil y abandona el último juego descargado cuando llega una de las personas que más le alegra ver: su fisioterapeuta. Empiezan los ejercicios. Intenta mantener un brazo sostenido en el aire. El doctor tira de sus manos para intentar incorporarla. Enfundada en un mono rojo, Bushra se queda sentada durante unos segundos, con la cabeza colgando hacia delante. El fisioterapeuta flexiona sus rodillas. Mientras siguen con la sesión, conversan.

El fisio es una de las personas a las que Bushra más se alegra de ver. | ANNA SURINYACH

- Cuando duermo me duelen las piernas, dice ella.

- ¿Y qué haces para dormirte?

- Pienso en mi padre, me gustaría unirme a él.

- No hay que pensar en la muerte –dice el doctor–. Tendrías que estar orgullosa de tu padre. Él no quería morir: lo mataron.

Cuando terminan los ejercicios, Bushra vuelve a agarrar el móvil en seguida. “Perder a su padre fue un trauma –dice Hulut, la trabajadora comunitaria de MSF que visita a la familia–, lo ve en sueños, recuerda aquel momento. Estamos trabajando para que recuerde imágenes alternativas de él, como por ejemplo cuando le traía juguetes”.

Cuando Bushra desbloquea el móvil, se ilumina la pantalla. Tiene de fondo la imagen de un hombre joven con bigote y pañuelo de cuadrados blancos y rojos. En su regazo hay una niña sonriente.

Bushra cierra los ojos. Quiere conservar esa imagen de su padre. De los dos.