LA RUTA DE SIRIA A EUROPA
Capítulo VI: Corazón

LA RUTA DE SIRIA A EUROPA: Corazón

El anciano Yasín se queja del corazón. Sentado en un liviano colchón en su piso en el sur de Turquía, a pocos kilómetros de la frontera siria, se lleva la mano al pecho y dice que tuvo un infarto debido a la ansiedad. Yasín nos cuenta que tenía a un hijo en el lado del régimen y a otro en el lado de la oposición. Eso le debilitaba el corazón.

Su hijo Abdul Jabar tiene 25 años y estuvo tres años y medio en el Ejército sirio. En 2010 empezó el servicio militar y un año después, cuando empezaron las primeras manifestaciones que luego desembocaron en la guerra civil, se tuvo que quedar. “Estuve desde el principio del conflicto. No podía soportarlo más y se lo dije a mis compañeros. Me delataron. Me torturaron y me metieron en la cárcel. Me liberaron medio año después”. 

Su hermano Aladín Qadad tiene 32 años. Los primeros años de la guerra, los que su hermano pasó en el Ejército, él los pasó en una zona rural de Alepo controlada por grupos de la oposición armada. “Era terrible. Sufrimos mucho. Cada dos días me querían llevar con ellos para luchar, pero yo me negaba”. 

Los dos hermanos se reencontraron en la ciudad de Alepo, en el norte de Siria. Junto al resto de la familia, planearon la huida. Cruzaron la frontera y llegaron a Turquía. Ahora viven en la ciudad turca de Kilis, en un piso alquilado. Aunque lo han pasado mal, los hermanos que vivieron separados por los dos bandos de la guerra no quieren ni oír hablar de Europa. 

“Esto es lo más cerca que podemos estar de Siria”, dice la madre de los hermanos reunidos.

Su marido se lleva la mano al corazón.